Gestión

8.Nov.2018 / 12:02 pm

Por: Gian Carlo Di Martino*

Ya muchos ni siquiera por el sombrero blanco tipo vaquero se acuerdan de Manuel Zelaya Rosales (Mel), el presidente que hizo clasificar a Honduras en el primer rango de naciones con crecimiento económico fuerte en la región, mérito reconocido en ese entonces por La Comisión Económica para la América Latina y el Caribe de las Naciones Unidas; por supuesto, semejante progreso en el patio trasero de los EEUU indignó al imperio gringo, y el mandatario fue sacado en pijama de la cama encañonado con un fusil antes del amanecer del 28 de junio de 2009 por las Fuerzas Armadas, para ser conducido a una base aérea situada al sur de Tegucigalpa, desde donde lo trasladaron en un avión militar a San José de Costa Rica como en una escena propia de las películas de acción.

Hasta ese momento, Zelaya desconocía que era víctima de un complot del gobierno norteamericano, que a través de los militares de su país le daba un golpe de estado, mediante ese perverso doble rasero que acostumbran los gringos, para engañar y confundir a la población mundial. Me explico: por un lado, le filtraban su gobierno con fines desestabilizadores, por otro, decían públicamente respaldarlo y se mostraban preocupados por la situación de Hondura haciendo propuestas en nombre de la «democracia», cuando la verdad era que lo tenían montado en la olla, listo para darle el zarpazo.

Como bien sabe el mundo, el imperio norteamericano es experto tirando la piedra y escondiendo la mano, haciendo de muchachito bueno, pero ya los conocemos y nos sabemos de memoria el guion que utilizan para desestabilizar, lo utilizaron en Venezuela, en Nicaragua y en cualquier país donde han logrado o han intentado ejecutar un golpe de estado.

Los yanquis no le toleraron a Mel Zelaya su acercamiento a los gobiernos progresistas de Latinoamérica, no le perdonaron que enfrentara los monopolios energéticos petroleros estadounidenses y europeos, por ende, lo fueron «cocinando» al punto de hacerle creer hasta el último momento que estaban de su lado, «abrió los ojos» ya fuera de su tierra.

Un día antes del secuestro, Zelaya dijo en una entrevista al País de España: «Aquí estaba todo listo para dar un golpe de Estado y si la Embajada de EE UU lo hubiera aprobado, lo hubieran dado. Pero la Embajada de EE UU no lo aprobó. Y fíjese lo que le voy a decir: si ahora mismo estoy aquí sentado, en la Casa Presidencial, hablando con usted, es gracias a Estados Unidos».

Años después, ya con el panorama completamente claro, dijo en otra entrevista publicada en Aporrea: «irritamos a los Estados Unidos. Declararon que no permitirían que Honduras se integrara a la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América, que fundaron Cuba y Venezuela. Varias personalidades estadounidenses están en el origen del golpe de Estado, como Otto Reich, Roberto Carmona y Roger Noriega. Planificaron el golpe de fuerza que me derrocó con los halcones de Washington y la oligarquía hondureña. El golpe de Estado ha hundido el país en la violencia y la miseria».

En esa misma entrevista, dijo: «Durante una conversación con Thomas Shannon, entonces subsecretario de Estado de Estados Unidos, cuando ya había comenzado la crisis, recuerdo haberle dicho lo siguiente: Se está aplicando en Honduras el manual del golpe de Estado del Departamento de Estado de Estados Unidos. Y su respuesta fue: ‘No, Señor presidente, usted está equivocado, pues el Departamento de Estado no tiene un manual sino tres manuales’. Varios testigos pueden corroborar mis afirmaciones. A confesión de parte, relevo de pruebas».

Sobre el particular, el filósofo estadounidense, Noam Chomsky, también dijo recientemente que, «Honduras, si bien siempre fue amargamente oprimido, en 2009 tenía un presidente moderadamente reformista, Manuel Zelaya, que fue expulsado tras un golpe militar condenado severamente en todo el hemisferio, con una excepción notable: EE.UU.».

Debemos recordar en este golpe a un nefasto personaje como Roberto Micheletti quien, implicado en las acciones desestabilizadoras, asumió el gobierno de facto tutelado subrepticiamente por los norteamericanos.

Zelaya, después de tantas reuniones, acuerdos, diligencias, tres meses después regresó a Honduras con su familia, pero no pudo llegar nuevamente al poder; Michelletti dejó la presidencia y asumió Porfirio «Pepe» Lobo, y desde ese momento comenzó a revertirse la situación social del país centroamericano que ahora, con Juan Orlando Hernández, toco fondo, y el pueblo paga con hambre y miseria el precio de ese golpe de estado, que tenía como objetivo instalar gobiernos genuflexos que se les arrodillaran a los gringos.

De tal forma, que vemos la diáspora de hondureños que se dirige a los EEUU, desafiando a un ser como Donald Trump que amenaza con enfrentarlos con la policía y los militares. Un hombre capaz de todo, a juzgar por los bombardeos y las matanzas que ha ordenado en el mundo, y esa otra atrocidad que llevó a cabo separando los niños migrantes mexicanos de sus padres.

Que le puede importar entonces que en esa caravana muera la gente, maten a otras como es el caso de Henry Adalid Díaz Reyes, de 26 años, quien recibió un impacto de bala de goma en la cabeza en la frontera entre México y Guatemala, en esa travesía rumbo a suelo norteamericano.

El hambre y la miseria hizo salir a esas personas de su patria en una aventura conscientes de que en ese viaje pueden perecer, pero se arriesgan sabiendo que con un poco de suerte logran sobrevivir junto a su familia, en cambio, en su país están definitivamente condenados a morir de mengua al no tener las más mínimas oportunidades de subsistencia.

Y por ese camino va Argentina y Ecuador con Mauricio Macri y Lenin Moreno, como igual porvenir le presagio a Brasil con esa especie de pichón de Donald Trump que es Jair Bolsonaro, quien fue a una elección tras asegurarse primero que no dejaran salir de la cárcel al candidato que tenía el triunfo asegurado: Lula Da Silva, pero en fin…

Con Zelaya Honduras mejoró dada la activación de programas sociales e inversiones en salud y educación, mientras la economía creció 6,3 por ciento durante los años 2006 – 2007, y en 2008 alcanzó 4 por ciento, el más alto de Centroamérica, un hecho destacado por Telesur.

De acuerdo con el canal de televisión, a finales de 2007, Zelaya mostró interés en integrar el país al ALBA. Y en 2008 se suscribió a Petrocaribe buscando facilidades en la adquisición de combustibles, para poder suministrarlos a su población a más bajos precios.

Pero con Juan Orlando Hernández en la presidencia, para colmo reelecto en enero de 2018 bajo manifestaciones y acusaciones de fraude electoral, todos esos logros se vinieron en picada, la miseria les explotó en la cara y ahí vemos lastimosamente la caravana de gente indefensa que huye de un gobierno que lamentablemente sucumbió a los intereses y al desenfreno voraz del imperio gringo.

*Politólogo, profesor, abogado. Ex-Alcalde de Maracaibo. Cónsul de Venezuela en Milán – Italia. Fuente: www.aporrea.com
Fuente: www.aporrea.com