Alcaldía Bolivariana de Valera / Opinión

3.Dic.2008 / 12:39 pm

El lugar es el alma del hombre. Ambos son el resultado de un deseo coexistencial en la dinámica del tiempo. En efecto, el lugar pende de la acción emprendida por el colectivo para hacerlo vivible y bello en el estricto sentido ciudadano.

temistocles-cabezas-el-alcalde.jpgEmpero, baste saber que el burgomaestre funge como la figura central de la acción cívica para enviarle un comentario en aras de transformar a Valera en ciudad. Qué ironía pudieran acotar muchos, pero conviene distinguir en precisión el vocablo ciudad con todos sus atributos desde Grecia para acá y veremos entonces lo poblano y citadino en diferencia. Ahora bien, tanto más cuanto detallamos la anarquía de la comarca de Mercedes Díaz, sentimos con vehemencia las ganas de opinar con el propósito de contribuir a la transfiguración de la misma por medio de lo que somos en primera instancia: palabra. Ella nos puede conducir al intercambio claro para forjar una programación integral para Valera como personoides colectiva-cultural.

Curiosamente, sabemos que «viviremos en la lengua mientras haya cultura» y ella nos permitirá diseñar un plan idóneo para llevar nuestro lugar a alcanzar las características de una ciudad consustanciada con el ritmo temporal. Véalo, burgomaestre, un plan bajo la acción de profesionales en diversas instituciones y espacios del Estado Trujillo que por encima de todo pueden hacer realidad la Valera esperada por siempre.

 La Valera en positivo y alejada del discurso salvaje tan arraigado en sus pobladores. He ahí la obstrucción, el pesimismo, la nostalgia… subyacente en el valerano residente y en el valerano «homo migrans» a quien le gusta regresar por medio de la extraña rueda del recuerdo. Una Valera manoseada por tantos «regentes» y su forma y contenido ha venido de mal en peor. Por Dios, es necesario un stop para de seguidas irnos a la reflexión y concreción de un mapa socio-cultural posible urdido con profesionales y talentos finos del Estado para fluir ya como civitas verdaderos.

Se hace así, urgente, la coincidencia dentro de la divergencia para propulsar los cambios exigidos por el panorama local en una centuria tan dinámica y agigantada. Supongo que, Temístocles por su condición de educador, sea capaz de entender estas palabras frente a la neuralgia social que el mismo debe haber percibido en Valera, a sabiendas que los botones de muestra sobran por los cuatro costados y la historia negra también. Pues bien, el reto está presente y la posibilidad clara apuntando el significado de las fuerzas vivas para la consecución de los objetivos sociales en pro de una urbe dignificante para los valeranos. Una urbe con sentido de vida donde nos sintamos y nos comprendamos como seres humanos capaces de conseguir los valores esenciales apuntados por el maestro José Manuel Briceño Guerrero de esta manera: «Valores son la verdad, la comodidad, la justicia, el poder, la salud, la belleza, el orden, la seguridad, el placer, el honor, la gloria, etc.» Conforme a ello, señor alcalde, de usted depende quedar para la historia de oro o negra que el futuro le deparará producto de sus acciones. Recuerde la frase bíblica: «por sus obras los conoceréis».

escrito por Alexi Berríos Berríos